Inicio

Novedades

Redes Sociales

[embedyt] https://www.youtube.com/embed?listType=playlist&list=UUUuv8RL27jUPHMXCgWn9eFA&layout=gallery[/embedyt] [smartslider3 slider=»3″]

Quiénes somos

PLADIGMARE, Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en Residencias, la formamos familiares, residentes y trabajadores de residencias de mayores de la Comunidad de Madrid1, aunque colaboramos con asociaciones y agrupaciones de otros lugares de España.

Familiares, residentes y trabajadores, constatamos múltiples deficiencias en las residencias, que dejan de tener un carácter de excepcionalidad cuando salen a la luz y comprobamos que son mucho más generalizadas de lo deseable. Quienes hemos pasado por la experiencia de tener un familiar en una residencia, sabemos de los esfuerzos de sus responsables para que estas deficiencias no trasciendan.

PLADIGMARE surge por la desprotección en que se encuentran nuestros mayores,
en defensa de los mismos y de su dignidad.

Hartos del ninguneo de las instituciones a las denuncias de trabajadores y reclamaciones de familiares (a las que la Comunidad de Madrid o no responde o lo hace negando la mayor), surge PLADIGMARE2: para denunciar y combatir estas situaciones, para que la consideración de servicio social, que tiene la atención a las personas mayores que ya no pueden valerse por sí mismas, no sea sustituida por la idea de negocio y para hacer realidad lo que se establece en la Constitución:

Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio.

Artículo 50. Constitución Española.

Impulsamos y ayudamos a la auto-organización de los colectivos afectados. Para ello, resulta imprescindible asociarse a PLADIGMARE: para conocer normativas, influir en las administraciones, tener una visión de conjunto y elaborar alternativas colectivas a lo que son, en muchas ocasiones, problemas comunes.

Hoy más que nunca es necesaria la ética, la concienciación y establecer un límite al silencio que no permita el atropello a los derechos y dignidad de los mayores que en la actualidad está tomando el cariz de maltrato institucional3.

La dignidad de quienes nos defendieron y dieron todo por nosotros, merece que familiares y trabajadores pongamos freno a tanto atropello a sus derechos. Nuestro futuro sólo será digno si somos capaces hoy de defender los derechos de las personas mayores.


1 Nuestro ámbito actual se circunscribe a la Comunidad de Madrid. Las competencias sobre la materia son mayoritariamente de las Comunidades Autónomas.

2 Con fecha 10 de enero de 2017, se inscribe en el Registro de Asociaciones de la Comunidad de Madrid, Sección 1ª, con el nº 37138, la Asociación Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en las Residencias (PLADIGMARE). Antes de esa fecha, el 1 de marzo de 2016, comenzamos nuestra andadura como plataforma con el objetivo común de la difusión y sensibilización social en la defensa de la dignidad de nuestros mayores en las residencias.

3 Maltrato institucional: “Cualquier legislación, programa, procedimiento, actuación u omisión procedente de los poderes públicos o privados, o derivados de la actuación individual del profesional de estos que conlleve abuso, negligencia o detrimento de salud, de la seguridad, del estado emocional o del estado de bienestar físico, o que los derechos de las personas mayores no sean respetados.”

Detectamos múltiples deficiencias en las residencias

Presidiendo el listado está la insuficiencia de personal. Se traduce en:

  • Colas para poder utilizar el aseo.
  • Instrucciones para que hagan sus necesidades en los pañales, que “para eso los llevan”, les dicen.
  • Descontrol en la medicación pautada.
  • Uso excesivo de sujeciones
  • Extravío de prendas y prótesis de todo tipo.
  • Insuficiente atención para dar de comer a los que no se pueden valer por sí mismos.
  • Descontrol e incumplimiento de los cambios posturales de los encamados, que ingresan en los hospitales desnutridos y con úlceras en las extremidades inferiores por presión.
  • Imposibilidad de sacar a los residentes sin autonomía en su movilidad a pasear por los patios y jardines interiores.
  • Lamentable estado, a veces, de las instalaciones: mal funcionamiento del aire acondicionado en verano y de la calefacción en invierno, vajillas descascarilladas, paredes y techos deteriorados, baberos en mal estado…
  • Incumplimiento de la necesaria atención individualizada.
  • Régimen alimenticio sin la diferenciación que requieren las situaciones particulares de muchos de los residentes.
El 86% de las residencias y el 79% de las plazas están en manos privadas

En la Comunidad de Madrid, según los propios datos aportados por la Secretaría General Técnica de la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad a octubre de 2020, existen 475 residencias de ancianos, de las cuales sólo 65 son públicas, que ofrecen un total de 52.031 plazas, de las cuales sólo 10.622 son públicas. Es decir, más del 86% de las residencias y del 79% de las plazas están en manos privadas y sólo el 14% de las residencias y el 21% de las plazas son de titularidad pública.

A esto se le añade que un porcentaje importante de las que son públicas son gestionadas por empresas privadas, alcanzándose de esta manera un porcentaje del 92% de residencias que están siendo gestionadas privadamente. Así, no podemos sino concluir que la gestión de la vida de los mayores tiene como principal característica la idea de explotación de un negocio. Y, dada la concentración de la propiedad y la naturaleza de fondos de inversión y fondos buitres de quienes dominan el sector, se prioriza el beneficio empresarial en detrimento del bienestar de los residentes.

No puede ser más importante el negocio que el bienestar de las personas mayores

Si a la idea de explotación de un negocio privado, que parece buscar fundamentalmente el beneficio económico, añadimos las políticas de austeridad y recortes practicadas por los diferentes gobiernos (central y autonómico), tenemos la explicación de la situación en que se encuentran los mayores en las residencias. Para que siga siendo negocio y para poder continuar recortando partidas que inciden directa e indirectamente en la calidad y dignidad de la vida de las personas mayores, resulta necesario que haya opacidad, falta de control y alienación de todos los familiares de los residentes.

Denuncias en los Juzgados

Sólo en nuestro primer año y medio de existencia, que nosotros supiéramos, se presentaron media docena de denuncias en los Juzgados: dos en Usera, una en Leganés, dos en Alcorcón y una en Arganda, que causó un auténtico escándalo por la gravedad de las imágenes. Y eso, sin contar las centenares de quejas que no trascienden a la opinión pública.

Si los trabajadores hablaran, como en Arganda, si los familiares contaran las situaciones que viven cotidianamente en la atención de sus familiares residentes, si todos, unos y otros contaran todo lo que sucede en las residencias, se produciría en la sociedad una conmoción de magnitudes importantes.

No existe control sobre la gestión

Estamos hablando de vidas humanas y, en las residencias, no existe control sobre la gestión: ni por parte de los residentes, ni por parte de los familiares. 

En la Comunidad de Madrid, mediante la Orden 766 de 1993, se crearon los Consejos de Residentes para las residencias de titularidad pública. Y en el año 2012, después de una reclamación sobre la inexistencia de este órgano en la residencia de Usera, el Defensor del Pueblo obligó a la Comunidad (que se negaba a ello) a que se crearan órganos de participación de los residentes en todas las residencias de titularidad pública, fueran de gestión pública o de gestión privada y en todas aquellas que tuvieran algún tipo de financiación pública, aunque fueran privadas. 

Se crearon los Consejos de Usuarios, aunque con menos competencias que los Consejos de Residentes, siendo ya pocas las de éstos. Y sólo los familiares que tienen la tutela legal de los residentes incapacitados judicialmente, pueden participar en los mismos.

Por tanto, pretendemos que se creen Consejos de Residentes o de Usuarios en todas las residencias. Y pretendemos que tengan más competencias y que puedan participar en ellos los familiares. A principios del año 2020, antes de que estallara la trágica pandemia, presentamos nuestra alternativa de participación de los familiares en los Consejos de Residentes a la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad; a la Directora General de Atención al Mayor y la Dependencia y al Gerente de la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS).

Impulsamos la auto-organización de los colectivos afectados

Los familiares deben ejercer el control, que no se quiere que haya, en las residencias. Como un primer paso hacia su solución: hay que sacar a la luz los problemas. 

Porque todos somos hijos y fueron nuestros mayores los que hicieron lo mejor por nosotros, los que tuvieron mil ojos para cuidarnos, somos nosotros a quienes, ahora, nos toca hacer lo mismo para garantizar sus cuidados.

Hay que crear asociaciones o agrupaciones de familiares en todas y cada una de las residencias:

  • Para que se cumplan los contratos establecidos.
  • Para que no se escatime en dotar de todo lo que precisen las personas mayores: pañales, reposición de ropa extraviada, prótesis, etc.)
  • Para que se controle el gasto farmacéutico y la medicación.
  • Para que no se nos siga engañando con las ratios de personal y que se adecúen a la realidad actual: que se establezcan por turnos y por categorías.
  • Para que los responsables cumplan con sus obligaciones.
  • Para que se realicen los cambios legislativos necesarios, que se adapten a la realidad social actual.